jueves, 1 de diciembre de 2011

Nubes en mi vida

De nuevo vuelvo a escribir para así poder descargarme emocionalmente del mal día
que hoy he tenido.

Pero lo voy a intentar describir contando una historia:

Besia, la protagonista de esta historia, es una mujer aventajada para su tiempo
que trabaja en una oficina y su jefe está bastante atrasado en cuanto a mente.

Ella intenta por todos los medios evitar los enfrentamientos pero son inelu-
dibles. Cada vez son más frecuentes y ella es consciente de que tiene que tomar
una decisión drástica. La presión de su jefe es insoportable, cada día la avasa-
lla más, hasta el punto de que ya no hay respeto ni educación en los modales ni en
la forma de hablar.

Besia siente que su castillo se desmorona como cuando un niño levanta uno de
arena y viene el mar y se lo come. Sus lágrimas son de intenso dolor, le laceran
el alma, se siente rota, humillada y no sabe qué medidas tomar para no hacerse daño.

Ella, no obstante, intenta pasar de ello pero su mente no le deja. Las lágrimas
asoman a su cara y no sabe cómo contenerlas. Su jefe es un tigre que persigue a su
presa hasta tenerla en sus garras y comérsela pero él no sabe que Besia tiene u
plan que va a hacer que ella pierda y él también.

Ya no resiste en la batalla, sus armas se han gastado y su ilusión y arranque
han perdido resistencia. Está muy abatida, quiere salir de ahí a toda prisa pero sabe que no es el momento.

Se encuentra en una encrucijada y lo sabe. Está en juego el futuro de otra
persona a la que no quiere hacer sentirse mal pero no le va a quedar más remedio.

Su jefe es una persona sin estudios, sin educación, sin cultura. Es la ley del
ordeno y mando. Nunca reconocerá la valía de Besia y ella lo sabe. Es un hombre
hipócrita, egoísta, huraño y avaro para con ella pero con los demás es todo lo
contrario e incluso es un cobarde. Sí, ésa es la palabra. No se puede tratar así
a una empleada. Las mujeres tenemos derecho a trabajar y no a que nos hagan llorar.

Besia reconoce perfectamente en su fuero interior que lucha contra el humo pero
debe seguir, sin renunciar. La vida le ha hecho ser una mujer con una armadura,
aunque reconoce que es sensible y vital. No sabe cómo afrontar esta etapa, está
dispuesta a tomar medidas de presión perjudiciales para ella pero no le importa,
seguro que algo de tranquilidad asomará en su vida.

La mañana ha sido muy dura para ella y no sabe si volverá al día siguiente.
No quiere volver a guerrear, desea calma, felicidad, libertad, sosiego. Son metas
que en este momento son inalcanzables para ella pero no abandonará porque está segura de que las alcanzará. Su mundo está oscuro, muerto, con tinieblas. Vive
porque está aquí pero no porque quiera estar. No hará tonterías porque es una
mujer sensata, equilibrada.

Un consejo para ti, Besia: sigue adelante, seguro que lo consigues y harás
que tu jefe se sienta como un gusano.

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